El 30 de julio, ha entrado en vigor la Ley 22/2011, de residuos y suelos contaminados, norma que incorpora la directiva 2008/98/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 19 de noviembre de 2008.
La directiva marco de residuos, hace hincapié, sobre todo, en la prevención, intentando evitar que el crecimiento económico conlleve necesariamente la producción de residuos, insistiendo en la reutilización y el reciclaje.
Principios básicos son la protección de la salud humana y del medio ambiente y se pretende una mayor transparencia para facilitar la participación ciudadana en materia medioambiental. En esa línea, nuestra reciente normativa prevé una serie de medidas, que se hacen eco de inquietudes existentes ya entre la ciudadanía, como pueden ser las de reducción de bolsas de plástico, posibilidad de recargo en los envases de vidrio o latas, (la antigua devolución del casco) y el mantenimiento de la máxima “quien contamina paga”.
La regulación legal no esta exenta de ventajas: Los botellones callejeros serán menos contaminantes a la mañana siguiente, desapareciendo de parques y calles, las botellas y latas, por tener un valor los recipientes que se desparraman por la zona. En Alemania, que nos lleva delantera en las buenas prácticas de reciclaje (no hay que olvidar que el 98% de los envases son recuperados); los mendigos se han convertido en buscadores de estos deshechos, pues su recogida es una fuente de dinero para personas sin ingresos. Nos acostumbraremos a llevar las bolsas de la compra, como hacían nuestras abuelas, para evitar el pago de las de plástico de un solo uso, lo que redundará en ventaja para los fondos marinos. Domicilios particulares y comercios se verán compelidos a reciclar sus residuos. Se tendrá un conocimiento más preciso de a dónde van a parar las cantidades que todos abonamos, y a la compra de los productos por el reciclado de sus envases, terminando con la opacidad del sector y con la cultura del usar y tirar tan en boga durante la última etapa de “vacas gordas”.
Pese a su potencial de normativa limpia, esta ley no ha dejado de tener detractores desde antes de su promulgación, ya en fase de tramitación parlamentaria. Así, los ataques a la misma provienen de sectores como el de fabricación de bolsas de plástico, que indica que se perderán puestos de trabajo, el de los comerciantes que esgrimen el aumento de los costes por tener depósitos de envases o la adquisición de maquinas compactadoras de latas, o el de familias enteras que tienen la recogida de chatarra como medio de vida, amén de los ecologistas detractores de la norma por tímida.
No hay que olvidar que la gestión de los residuos es competencia compartida por el Estado, Comunidades Autónomas y Entes Locales, por lo que, en desarrollo de la normativa estatal, se promulgarán otras disposiciones que completen la ley que este año ha entrado en vigor. Lo importante es echar a andar en el camino de buenas prácticas en esta materia.
Artículo publicado en el semanal El Mercantil Valenciano del Levante-EMV por Diana Villalba de la Guardia, Departamento Jurídico y Formación de la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros
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