lunes, 23 de mayo de 2011

Formación, liderazgo y mejora

Nadie puede escapar de la sensación de inseguridad instalada en nuestra sociedad, y en el grupo social de jóvenes titulados se percibe el mayor desconcierto para encontrar una salida profesional digna. Son difíciles de establecer las claves de motivación en jóvenes con gran bagaje de conocimientos, pero inexpertos, que han vivido toda su vida en un estado de euforia colectiva, y en pleno disfrute del estado del bienestar. El peligro es que caigan en la tentación de creer que la solución estriba en esperar que esto pase.

En realidad, la clave fundamental para salir del bucle es establecer una estrategia. Es decir, no pensar en negativo y tomar el control de su futuro profesional partiendo del conocimiento de uno mismo, y analizando con rigor las distintas opciones; eliminando aquéllas que son engañosas y aprovechando las oportunidades.

En definitiva, se trata de disponer de las habilidades suficientes para  asumir el liderazgo de su vida profesional, y llevarlo a cabo de forma que encaje, con armonía, dentro de un proyecto vital que proporcione felicidad a cada protagonista y su entorno.

Ser líder de sí mismo, supone partir de un buen nivel de conocimientos, aceptar nuestras responsabilidades básicas y disponer de formación, actitudes y aptitudes de mejora. Debemos ser capaces de transferirnos a nosotros mismos ideas y focalizar los objetivos que nos convienen para alcanzar el éxito.

Esta estrategia sigue el esquema de los programas TWI (Training Within Industry) que fueron creados en EEUU durante la Segunda Guerra Mundial, para atender la necesidad de la industria de fabricar armas con personal no formado. Se trataba de desarrollar mediante un método concreto, las tres habilidades básicas: Formación (Job Instruction), Liderazgo (Job Relations) y Mejora (Job Methods). Y, aunque los norteamericanos lo tomaron como un programa para los tiempos de guerra y no como una práctica permanente, los japoneses lo incorporaron a sus modelos de calidad, volviendo durante los años 80 a los centros de trabajo norteamericanos con resultados positivos.

Hay, por tanto, esperanza en este tiempo de incertidumbre. Sólo partiendo del conocimiento y el desarrollo de ciertas habilidades seremos capaces de llevar a cabo todos los proyectos personales. Para ello, el requisito básico será siempre el deseo y las ganas de liderarnos a nosotros mismos, contando con un buen nivel de motivación.

Motivación de superación constante a base de mucho esfuerzo y trabajo para destacar en un mercado, cada vez más competitivo y difícil. Todo ello acompañado de altas dosis de adaptación a los continuos cambios y a las circunstancias sobrevenidas, son la clave del éxito profesional, y a lo mejor poniendo kilómetros de por medio, acudiendo allí donde se valoren nuestras capacidades.

Sólo si uno es consciente de sus múltiples cualidades y las desarrolla convenientemente puede triunfar en el mercado actual sin olvidar la importancia del componente humano: ser fiel a uno mismo, sentirse satisfecho y tener una vida FELIZ.


Artículo publicado en el Levante-EMV por Diana Villalba de la Guardia,
Departamento Jurídico y de Formación de la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros


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