La MiFID o Directiva Europea de Mercados de Instrumentos Financieros, que lleva transpuesta desde hace 4 años, pretende fomentar un mercado integrado y eficiente, así como reforzar la protección al inversor.
Esta Directiva ha supuesto un cambio radical en la forma de trabajar de todas las Empresas que prestan Servicios de Inversión, sobre todo cambios en las normas de conducta y en la relación con inversores. Todo ello se implementa mediante una regulación más detallada y estricta sobre conflictos de interés, suministro de información, elaboración de informes de inversión, categorización de clientes en grupos dependiendo de su nivel de conocimiento y experiencia, así como la función de control interno y de riesgos.
En este marco, la creación de las EAFIs ha supuesto un gran avance en materia de asesoramiento financiero, contemplado en su estricta definición, pero a pesar de ello sigue existiendo determinadas controversias, sobre todo en materia de retribución. No acaba de quedar claro qué tipo de comisión deben percibir estas entidades. La nueva propuesta que circula por el mercado sobre MiFID II, intenta arrojar algo de luz en este punto, y establece que el asesor independiente “no aceptará ni recibirá honorarios, comisiones ni otros beneficios monetarios abonados o proporcionados por un tercero o por una persona que actúe por cuenta de un tercero en relación con la prestación del servicio a los clientes”. En definitiva, no es más que una profesionalización del asesoramiento financiero, reforzando la independencia en la toma de decisiones, generando transparencia y confianza, tan necesarias en el sector.
Los requisitos que deben cumplir estas Entidades, pudiendo ser personas físicas o jurídicas, se pueden agrupar en tres grandes grupos: requisitos Financieros, de honorabilidad relativa a la exigencia sobre conocimientos y experiencia, y de Incompatibilidad relativo al ejercido de sus funciones, sobre todo en el caso de los agentes.
El futuro pasa por un desarrollo de este asesoramiento independiente, pieza clave y objeto de debate en todos los foros financieros. Un asesoramiento independiente supone un nivel de compromiso y calidad a la hora de prestar servicios financieros y ofrecer un asesoramiento personalizado, adaptado al perfil de cada uno de nuestros clientes y perfectamente diferenciado de la colocación masiva de productos.
Si una cosa nos ha enseñado esta crisis es que nunca hay que dar nada por supuesto, sobre todo en materia de riesgos. La innovación es básica, pero no comprendida como invenciones o procesos nuevos, sino como reinvención, reorientación y mejora de modelos ya existentes. Volver a los orígenes de determinados productos y replantearnos las diferentes formas de actuar y asesorar, van a ser clave de éxito para el futuro. Saber escuchar y comprender qué es lo que realmente quieren nuestros clientes, llevará a un mayor proceso de desarrollo de la comunicación, en un tipo de asesoramiento pro activo, multidisciplinar y personalizado.
Artículo publicado en el semanal El Mercantil Valenciano del Levante-EMV por Leonor Vargas Escudero, Directora Financiera de la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros
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