Como en la moda, en los mercados financieros también existen tendencias, marcadas en gran medida por los agentes que actúan en ellos o, incluso, por el propio entorno. Es por ello que últimamente el producto de moda es el Pagaré. Instrumento que utilizan muchas entidades financieras para financiarse y conseguir liquidez.
Ahora, cuando existe una elevada volatilidad en los mercados financieros y la desconfianza parece posicionada en ellos, algunos de los inversores con un perfil más conservador han optado por comprar otro tipo de productos, que les ofrezcan buena rentabilidad, pero no demasiado riesgo.
Los pagarés, en ocasiones se comparan con los depósitos, ya que ofrecen una rentabilidad parecida con un riesgo “similar” a un plazo corto. Cuando compramos un producto financiero nos debemos fijar fundamentalmente en la rentabilidad, el riesgo, la liquidez y el plazo.
Analizando nuestro caso, un pagaré es un producto de renta fija con vencimiento a corto plazo, se emiten al descuento, es decir no hay un pago periódico de intereses, ya que estos se descuentan del valor nominal del pagaré en el momento de la compra, y al vencimiento el inversor recibirá el nominal. Estos productos cotizan en el mercado secundario, con lo que su valor oscila. En cambio, los depósitos son productos de pasivo bancario, donde el inversor deja en depósito su dinero, cobrando unos intereses periódicos y a vencimiento recupera el capital.
Si nos fijamos en la rentabilidad, estos dos productos ofrecen más o menos la misma, entre el 3% y el 4,5% (incluso el 5%).Algunas entidades te pueden exigir una cantidad mínima. Conviene comentar que para obtener la rentabilidad pactada, en ambos casos es necesario mantener los productos hasta vencimiento.
Otro aspecto es el riesgo, vinculado directamente a la rentabilidad. El riesgo en ambos casos depende de la solvencia del emisor, con la diferencia de que el depósito, al ser un producto de pasivo bancario, está cubierto por el Fondo de Garantía de Depósitos, es decir, en caso de quiebra del emisor, el fondo te cubre hasta 100.000€ por titular y cuenta. Y, en el caso de los pagarés no te cubre nada, por tanto, tienen más riesgo que los depósitos.
En el caso de la liquidez, los depósitos suelen ser más líquidos en caso de que quieras recuperar el capital antes de vencimiento sin tener una pérdida importante. Como son productos que forman parte del pasivo del banco, se pueden cancelar anticipadamente, asumiendo una comisiones que irán contra el pago de interés pero no contra el capital inicial. Sin embargo, en el caso de los pagarés hay que ir al mercado secundario para venderlos y deshacer la posición, estando expuestos a un mayor riesgo de poder perder parte del capital invertido.
Por último, el plazo es bastante similar, hablando del corto plazo en ambos casos, que puede ir desde los 3 hasta los 25 meses, dependiendo del tipo de producto y entidad.
Por tanto, estos dos productos son similares pero no iguales, pudiendo ofrecer aparentemente la misma rentabilidad, pero con características diferentes en cuanto a estructura y funcionamiento.
Los productos financieros en sí mismos, no son buenos ni malos, depende de la entidad que los emita y del perfil del inversor que los compre.